jueves, 29 de noviembre de 2012

Habla de lo que sientes


A veces lo más duro de algunos sentimientos es compartirlos con otras personas. Pero el hecho de compartir tus sentimientos te puede ayudar, tanto cundo se trate de buenos sentimientos como de otros que no sean tan buenos. Además, el hecho de compartir tus sentimientos te ayudará a sentirte más cerca de la gente que te importa y a quien le importas. Cuando la gente habla sobre sentimientos, a veces utiliza la palabra "emociones".

Céntrate en tus sentimientos

No le puedes explicar a nadie qué llevas en la mochilla si no lo sabes ni tú. Con los sentimientos ocurre lo mismo. Para poder compartirlos con alguien, antes tendrás que aclararte tú mismo sobre qué es lo que sientes.
Hacerte una lista sobre lo que sientes te puede ayudar. Puedes hacerla mentalmente o bien escribirlo en un trozo de papel o dibujarlo. ¿Hay algo que te molesta o te preocupa? ¿Te hace sentirte triste o enfadado? ¿Sientes esa emoción de vez en cuando o constantemente?
A la hora de intentar identificar tus sentimientos, te puede ayudar recordar cosas que te han ocurrido y cómo te han hecho sentirte. Entonces podrás decir, por ejemplo: "Me pongo triste cuando mi amigo no quiere jugar conmigo " o "Me enfado porque mi hermano siempre me gana cuando jugamos a hacer canastas". Eso te ayudará a identificar tus sentimientos, y también dará a la persona a quien se lo expliques más información sobre lo que te molesta o preocupa.

¿Por qué hablar sobre los sentimientos?

La forma en que nos sentimos por dentro es importante. Puede ser muy duro no explicarle a nadie que estás triste, preocupado o enfadado con alguien. Entonces, estarás tú solo con esos desagradables sentimientos. Y, si te lo guardas todo para ti, ¡podrías llegar a ponerte enfermo!
Pero, si hablas con alguien a quien le importas de verdad, como tu madre o tu padre, lo más probable es que empieces a sentirte mejor. Ya no estarás tú solo con tus problemas y preocupaciones. Eso no significa que tus problemas y preocupaciones vayan a desaparecer como por arte de magia, pero por lo menos habrá alguien más que sabrá qué es lo que te preocupa o molesta y que podrá ayudarte a buscar posibles soluciones.
A tu madre y a tu padre les importa lo que te ocurre y les interesa saber cuándo tienes problemas porque te quieren y quieren saber lo que está pasando en tu vida. Pero, ¿y si no quieres explicárselo a tus padres? En tal caso, siempre puedes buscar a otro adulto de confianza, como un pariente o el psicólogo escolar. Tal vez esa persona pueda ayudarte a hablar con tu madre y/o tu padre sobre lo que te preocupa.

LOS VALORES


Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.

Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes.

Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos injustos la justicia sigue teniendo valor. Lo mismo ocurre con el bienestar o la felicidad.

Los valores valen por sí mismos. Son importantes por lo que son, lo que significan, y lo que representan, y no por lo que se opine de ellos.
Valores, actitudes y conductas están estrechamente relacionados. Cuando hablamos de actitud nos referimos a la disposición de actuar en cualquier momento, de acuerdo con nuestras creencias, sentimientos y valores.

Los valores se traducen en pensamientos, conceptos o ideas, pero lo que más apreciamos es el comportamiento, lo que hacen las personas. Una persona valiosa es alguien que vive de acuerdo con los valores en los que cree. Ella vale lo que valen sus valores y la manera cómo los vive.

Pero los valores también son la base para vivir en comunidad y relacionarnos con las demás personas. Permiten regular nuestra conducta para el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa.

Quizás por esta razón tenemos la tendencia a relacionarlos según reglas y normas de comportamiento, pero en realidad son decisiones. Es decir, decidimos actuar de una manera y no de otra con base en lo que es importante para nosotros como valor. Decidimos creer en eso y estimarlo de manera especial.

Al llegar a una organización con valores ya definidos, de manera implícita asumimos aceptarlos y ponerlos en práctica. Es lo que los demás miembros de la organización esperan de nosotros.

En una organización los valores son el marco del comportamiento que deben tener sus integrantes, y dependen de la naturaleza de la organización (su razón de ser); del propósito para el cual fue creada (sus objetivos); y de su proyección en el futuro (su visión). Para ello, deberían inspirar las actitudes
y acciones necesarias para lograr sus objetivos.

Es decir, los valores organizacionales se deben reflejar especialmente en los detalles de lo que hace diariamente la mayoría de los integrantes de la organización, más que en sus enunciados generales.

Si esto no ocurre, la organización debe revisar la manera de trabajar sus valores.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Factores de protección


Las características de las relaciones que se establecen entre padres e hijos son 

de fundamental importancia para la prevención del consumo. Así, familias en 
las que existe una relación positiva basada en la comunicación y el afecto, en 
la que además existen límites claros, se establecen normas que se cumplen, se 
supervisa lo que hacen los hijos y se comparte con ellos actividades, son familias 
fortalecedoras que ayudan a los hijos a integrarse, a ser menos vulnerables frente 
a las drogas y a tener una conducta más positiva y adaptada.

La  escuela constituye un elemento vertebrador de las políticas preventivas. 
La detección y la transmisión de  valores y actitudes preventivas permiten 
proporcionar a los escolares instrumentos y herramientas para hacer frente al 
consumo de drogas. El papel de las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos 
(AMPAs) es fundamental en esta tarea.Los  medios de comunicación desempeñan 
un papel fundamental en la prevención, ya que a través de una  información veraz,basada en la evidencia científica, pueden contrarrestar las creencias erróneas y los mitos que existen en relación con las drogas, modificar las actitudes sociales y la baja percepción de riesgo, que están en 
la base de la aparente “normalidad” de los consumos.

Las políticas de drogas, además de potenciar 
las acciones en todos estos ámbitos –la familia, 
la escuela y los medios de comunicación- tienen 
un papel básico a la hora de  regular, controlar y 
limitar todo tipo de promoción del consumo de sustancias, 
especialmente en el caso de los niños y los adolescentes.

La  prevención es una prioridad para el Plan Nacional sobre Drogas. Tanto 
la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas como los Planes 
Autonómicos y Locales de Drogas, con el apoyo de las ONGs, impulsan y ponen a 
disposición de los ciudadanos una gran cantidad de iniciativas (programas en los 
colegios, escuelas de padres, campañas de sensibilización, servicios de información, 
oferta de programas de ocio alternativo, etc...) enfocadas a prevenir el consumo 
sobre todo en edades tempranas.

martes, 27 de noviembre de 2012

FACTORES DE RIESGO


Uno de los primeros elementos de riesgo es la propia presencia de las drogas en 
el entorno, es decir, su accesibilidad, su visibilidad y su disponibilidad. Se sabe que 
cuanto más fácil resulta conseguir las drogas más aumenta su consumo, lo que 
explica que el consumo de las drogas legales sea mayor que el de las ilegales.

Parte de las iniciativas en prevención se dirigen precisamente a limitar la presencia 
de las drogas en el entorno. Para el caso del alcohol y el tabaco, se reducen los 
espacios para su consumo, se limita su publicidad, se aumenta el precio y se eleva 
el límite de edad mínimo para poder adquirirlos. En el caso de las drogas ilegales es 
la acción policial la que trata de influir en estos aspectos, tanto a través de Planes 
Operativos específicos dirigidos al tráfico minorista (los llamados “camellos”), 
como mediante Grandes Operaciones contra el narcotráfico internacional. En este 
ámbito, España desempeña un papel destacado. De hecho, en 2006 ocupó el tercer 
lugar en incautaciones de cocaína en el mundo, por detrás de Colombia y Estados 
Unidos y el primer lugar en incautaciones de cannabis en la Unión Europea. 
La existencia de un entorno social donde el tráfico de sustancias sea visible, facilita 
el acceso de los menores al consumo. La puesta en marcha de los planes operativos 
desarrollados por la Secretaría de Estado de Seguridad, en colaboración con los 
directores y profesores de centros educativos, con las asociaciones de madres y 
padres de alumnos, y con los empresarios del ocio, han conseguido reducir el 
tráfico minorista y el consumo de drogas en centros educativos y su entorno, al 
igual que en locales y zonas de ocio y diversión. 
Por otro lado, la actitud de la sociedad hacia las drogas es también determinante, 
ya que la aceptación social del consumo es un importante factor de riesgo y el 
rechazo social una de las barreras más eficaces. A veces, la aceptación se ve 
favorecida por una falsa imagen de inocuidad de las drogas que no coincide con 
la realidad.
Algunos valores como vivir al día y la búsqueda de placer a toda costa, prevalentes 
en la sociedad actual, suponen un factor de riesgo y fomentan la idea de vivir 
el presente y la necesidad de recibir gratificaciones inmediatas, y restan valor al 
esfuerzo y las metas en el medio y largo plazo. 
El consumo de drogas por parte de los padres, o situaciones de conflictividad 
familiar, donde la ausencia de habilidades educativas están presentes, pueden ser 
elementos predictores del consumo de drogas en los hijos. 
Además, aún cuando no existan circunstancias que favorezcan el consumo,  la 
adolescencia es en sí una etapa de especial vulnerabilidad frente a las drogas. 
La búsqueda de uno mismo, las ganas de construir la propia personalidad y de 
experimentar cosas nuevas, el sentimiento de invulnerabilidad, la necesidad de 
sentirse integrado en el grupo (¡la presión del grupo es uno de los más importantes 
factores de riesgo!) y la falta de habilidades para resistir a las presiones de los 
amigos, son algunos de los elementos que favorecen la experimentación con este 
tipo de sustancias. La disponibilidad económica y la ausencia de normas se han 
mostrado también como factores de riesgo.