miércoles, 19 de diciembre de 2012

Una Navidad sin mucho alcohol es posible


Regalos, comidas y alcohol. Son los tres ingredientes esenciales que habitan la mayoría de las casas españolas durante la Navidad. Tres elementos de lo que se suelen abusar, sobre todo a las cantidades de alimentos y a las bebidas. Nos tomamos más copas de las que deberíamos, sobre todo los jóvenes. Y para evitarlo, o al menos concienciar a la sociedad que estos excesos son malos, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) ha ideado una campaña para evitar que los jóvenes se pasen todas sus vacaciones entre copas. Una ardua labor debido a la simbiosis que existe entre alcohol y la Navidad. «Hay que saber disfrutar de una copa de cava o dos. Pero no de ocho o nueve», ha explicado Ignacio Calderón, director general de la FAD.
El alcohol se ha convertido en una de las drogas más importantes a las que hay que combatir por su incidencia, visibilidad y la percepción de que no hace daño. Sin embargo, ya se ha convertido en un problema muy serio entre los adolescentes. La FAD destaca que los jóvenes han pasado de un consumo mediterráneo de alcohol a una ingesta nórdica. Es decir, de disfrutar de una copa a tomar todas las que puedan. «Ha pasado de ser un elemento de socialización a ser directamente un planteamiento de comportamiento», ha señalado Calderón. Un consumo que se aprecia en las estadísticas. Según los datos de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (Estudes), el 35,6% de los estudiantes entre 14 y 18 años reconocían en 2010 haberse emborrachado en el último mes. En 2006, este porcentaje era del 25,6%. Además, existe una mayor proporción de consumidores entre las chicas en comparación con los chicos y también hay un mayor porcentaje de chicas que de chicos que se emborrachan, aunque ellos consumen alcohol con más frecuencia.
La edad de inicio al consumo se sitúa en los 13,7 años y cada vez más toma protagonismo el policonsumo. Un ejemplo que también está cundiendo en el resto de los países de la Unión Europea. «Hay una estabilización del consumo de otras drogas, pero no del alcohol, que sigue subiendo», añade Calderón. «Si fuera otra droga, habría más clamor social», denuncia el responsable de la FAD. Para provocar esta reacción entre los más jóvenes y sus familias, la organización ha presentado una campaña en la que inciden, sin dramatismos, en todo lo que se pierden los jóvenes por emborracharse, como despedir a una novia que se va de viaje o un ensayo de un grupo de música. «Queremos una Navidad sin resaca», ha añadido en la presentación el director general de la FAD.

martes, 18 de diciembre de 2012

"ERASE UNA VEZ"

"Erase una vez,un cuento al revés,donde Blancanieves era la mala,
cuento sin perdiz,sin final feliz,con la nieve blanca que se inhala.
La blanca nieve no es que mas que el negro dinero de los ricos mas canayas,
la blanca nieve,la que ami no me hace falta para decirte las cositas a la cara.

La manzana lleva su gusano,nunca la muerdas si la ponen en tu mano,
no la vayas a probar o muy pronto te veras como los siete enanos.
Hay mas de un bonachon que si esta sin blanca nieve se convierte en el gruñon,
conozco a algun triston que le han dejado el cerebro del enano dormilon.
Cuantos vi,a cuantos mocosos vi decir "yo controlo no ves que yo soy un sabelotodo",
cuantos vi,arruinarse la nariz,jovenes princesas y valientes principitos,
que se convirtieron para siempre en el mudito.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Cómo hablar con los jóvenes sobre las drogas

Muchos padres dudan que sea adecuado hablar con sus hijos del tema del alcohol y otras drogas. Otros piensan que no es posible que nuestros hijos tengan relación con sustancias ilegales. Y otros, finalmente, retrasan el tema porque no sabemos lo que decir ni cómo hacerlo; o porque tenemos miedo de introducir esas ideas en la mente de nuestros hijos.No espere hasta el momento en que piense que su hijo tiene un problema. Muchos jóvenes que asisten a los programas de tratamiento cuentan que tomaron alcohol y otras drogas durante dos años sin que sus padres se dieran cuenta. Empiece pronto a hablarles del tema del alcohol y otras drogas, y mantenga abiertas las líneas de comunicación.
No debe asustarle admitir que no posee todas las respuestas. Deje que sus hijos sepan que el tema le interesan y que pueden colaborar juntos para encontrar las respuestas. La sección de este sitio web titulada Información sobre drogas le proporcionará documentación que puede ayudarle a debatir el tema con sus hijos.
Incluimos aquí algunas sugerencias básicas que mejorarán su capacidad de hablar con sus hijos acerca del alcohol y otras drogas:
  • Aprenda a escuchar.
    Asegúrese de que sus hijos se sienten cómodos al plantearle preguntas o problemas. Escuche atentamente lo que le dicen. No deje que lo que oye le encolerice y ponga fin por ello a la conversación. Si es necesario, haga una pausa de 5 minutos para calmarse antes de seguir hablando. Tome nota también de lo que su hijo no dice. Si no le habla de problemas, tome la iniciativa y pregúntele cómo le va en la escuela y en otras actividades.
  • Muéstrese dispuesto a debatir los temas más delicados.
    Los jóvenes necesitan saber que pueden confiar en sus padres para obtener información precisa acerca de los temas que les importan.
  • No escatime las alabanzas.
    Ponga de relieve aquellas cosas que sus hijos hacen bien, en lugar de concentrarse en las que se equivocan. Cuando los padres están más dispuestos a alabar que a criticar, los hijos aprenden a sentirse bien consigo mismos y desarrollan la capacidad de confiar en su propio juicio.
  • Emita mensajes claros.
    Cuando hable sobre el alcohol y las drogas, debe estar seguro de que sus hijos reciben con claridad el mensaje de que no deben tomar ni el uno ni las otras, para que sepan con exactitud lo que se espera de ellos. Por ejemplo, dígales: "En nuestra familia no está permitido tomar drogas ilegales y a los jóvenes no se les permite beber."
  • Sea un modelo de buena conducta.
    Los niños aprenden tanto con la enseñanza como con el ejemplo. Los hijos modelan su conducta a partir de la de los padres, por lo que debe estar seguro de que sus actos reflejan las normas de honestidad, integridad y juego limpio que espera de sus hijos.